miércoles, 14 de diciembre de 2011

Tigres merecido campeón, pero...

Entorno
La final llegó de forma inesperada pero merecida, ante el desinterés nacional (así lo reflejó el rating televisivo en los dos encuentros) y la euforia norteña; debido a que los equipos de convocatoria tuvieron, una vez más, un torneo para el olvido inmersos en crisis (América), fracasos repetitivos (Cruz Azul), austeridad total (Pumas) y confianza absoluta en jóvenes (Guadalajara). Una situación reiterada de la cual, llegando a las finales, la mayoría sabemos que va a ocurrir, es decir los equipos chicos caso Toluca o Pachuca en cuanto títulos ya les pueden hablar de tú a tú a los denominados grandes. Los norteños, que viven con gran pasión su fanatismo exacerbado poco o nada les interesa esto, son de las pocas plazas donde hay muy pocos seguidores de los demás equipos; Santos llegaba de perder dos finales en el último año frente a Toluca (Bicentenario 2010) y Monterrey (Apertura 2010); su rival en turno, los Tigres habían ganado un título en 29 años. Propuestas diferentes, frustraciones comparables y sólo una necesidad: darle una alegría a su afición. 

Partidos Ida-Vuelta
Los Tigres fueron muy superiores en ambos encuentros por una razón, los de la Comarca Lagunera jugaron un total de 145 minutos (de los 180) con un hombre menos, en el primer partido la expulsión merecida de Juan Pablo Rodríguez en la mitad de los primeros 45' y en el segundo encuentro lo jugaron casi todo sin Oswaldo Sánchez por la tarjeta roja rigorista que le sacó el detestable Marco Antonio Rodríguez. Nunca sabremos el tramite del total de la eliminatoria de haberse jugado en igualdad de condiciones, no obstante, me deja la sensación que el resultado hubiese sido otro totalmente diferente. 


En el Territorio Santos Modelo, un gol tempranero de Damián Álvarez (al 7') fue suficiente para los dirigidos por el Tuca. Ya en la segunda parte Benjamin Galindo llenó de mediocampistas para dejar solo a Oribe Peralta en el frente del ataque; con la ventaja numérica y en el marcador, los visitantes jugaron a placer, sin embargo, un inspirado Santiago Hoyos (gran Liguilla) evitó hasta en tres ocasiones de manera providencial disparos que ya superaban a Oswaldo Sánchez. 


Los Santos llegaron al Estadio Universitario (o Volcán) aún con la ausencia del hachita Ludueña y teniendo la confianza de ser la mejor ofensiva del torneo regular; pensaban en la remontada, sin embargo, el árbitro en turno y el siempre protagonista Marco Antonio despedazaría la final; fue en la primer subida de Danilinho, recibió un rechace de la defensa dentro del área y al ver la salida temeraria de Oswaldo tocó el esférico hacia atrás, Sánchez ni lo rozó pero el salto espectacular del brasileño y caída no menos artística, impresionaron a la tarjeta más rápida del oeste por lo que hizo sonar su silbato sancionando la pena máxima (para mi dudosa), no conforme con esto y empeñándose en ser quien salga en la tapa de los diarios, expulsó al jugador que más partidos tiene en Liguilla. Por cierto, Lucas Lobos lo cobró con fuerza y el suplente Miguel Becerra lo atajó. 
El mazazo que significó tanto la falla del penalty como la expulsión del capitán santista fue más duro para los locales, y de eso se aprovechó Oribe Peralta al marcar la igualada al 30', en la eliminatoria, esperando un milagro y posiblemente llevar hasta las últimas instancias la final de vuelta. 
Para los segundos 45' no existió tal acto heroico lagunero, los Tigres fueron un vendaval y se los devoró, aprovechó todo lo que tuvo a favor y sólo el cuarteto que tiene adelante (Álvarez-Danilinho-Lobos-Mancilla) hizo su fútbol.

 
Tigres, tercer título
De esta forma levantó una vez más la espantosa copa (me refiero al diseño) del fútbol mexicano, se acabaron casi tres décadas de sequía y burlas de sus odiados rivales, los rayados del Monterrey. Desafortunadamente para quienes nos gusta el otro fútbol, fue una desgracia, de nueva cuenta el Tuca Ferretti salió avante con su propuesta de esperar el error rival, fútbol timorato, defensivo, resultadista, en conclusión la máxima del técnico brasileño es: "el fin es más importante que los medios". Si de matar de aburrimiento a los fanáticos neutrales y desesperar a los rivales es todo un maestro. 

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